Por: Dr. Juan Pablo Aguilar Especialista en Actitud y Reingeniería Actitudinal Consultor, Conferencista y escritor La experiencia nos indica que, si nos enfocamos directamente en mejorar la actitud es muy probable que no tengamos resultados favorables o bien caigamos en técnicas meramente motivacionales. La razón es que la actitud es un resultado, si deseamos mejorar la actitud nuestra atención deberá dirigirse a sus componentes. Es similar a una persona que pretende mejorar sus ingresos: si se enfoca directamente en revisar sus saldos, no logrará que estos aumenten, es necesario que se enfoque en favorecer las actividades que le ayudan a incrementarlos y replantear aquellas que los disminuyen. El hecho de pensar en mejorar sus ingresos no bastará para incrementarlos. En base a lo anterior podemos decir que cuando se trata de mejorar una actitud lo primero es identificarla, una vez hecho esto, es momento de enfocarse en sus componentes para así poder descubrir en dónde proceder con la Reingeniería Actitudinal. Puede que te interese leer: Qué es la Reingeniería Actitudinal Durante más de media década, con el fin de conocer y comprender los componentes que forman las actitudes, me di a la tarea de observar, investigar y entrevistar a personas que presentaban actitudes marcadamente favorables o desfavorables, para posteriormente depurar, contrastar y clasificar la información. Esto dio como resultado lo que llamo el Metamodelo Actitudinal, el cual es base para la Reingeniería Actitudinal. Puesto que concibo la actitud como un sistema, este Metamodelo está diseñado bajo un enfoque sistémico. Recordando la definición de sistema: “Conjunto de elementos interrelacionados entre sí con un fin común”, tenemos que los elementos interrelacionados entre sí son los Elementos Actitudinales* (identidad, valores, creencias, predisposiciones, motivación y autopercepción) y el resultado (o fin común) de esa interacción es la Actitud. El hecho de que estén interrelacionados quiere decir que entre ellos se refuerzan mutuamente (la identidad influye en los valores que se eligen y a su vez los valores refuerzan la identidad y así sucesivamente). Si bien el Metamodelo Actitudinal presenta los elementos actitudinales en orden lógico (cada uno de los cuales sienta las bases para el siguiente: identidad- valores- creencias- predisposición- motivación- autopercepción), por su naturaleza sistémica se entiende que su interrelación y reforzamiento no se limita únicamente al elemento actitudinal anterior y posterior, sino que la suma de éstos forma un todo (de ahí la superposición de los círculos). Una analogía similar sería la comprensión de la luz blanca: a simple vista sólo vemos la luz blanca, sin embargo, si analizamos sus componentes encontraremos los colores del arcoíris, los cuales, a pesar de que tienen un orden lógico por naturaleza, al mezclarse, independientemente del orden en que se haga, siempre nos darán el mismo resultado. En este ejemplo la actitud es la luz blanca y los colores del arcoíris, los componentes actitudinales. El orden lógico nos permite identificar también el posible nivel de arraigo de la distorsión que genera la desfavorable en la persona (entre más básico sea el elemento actitudinal en el que se encuentra la distorsión, requerirá de mayores esfuerzos para procurar un cambio positivo en la actitud). No será la misma estrategia cuando una actitud desfavorable se genera en la autopercepción (una persona que siente que su trabajo no es apreciado) que cuando tiene que ver directamente con su identidad (los primeros casos en los que una mujer realizaba actividades consideradas “de hombres”). *Elemento actitudinal: Cada uno de los seis conjuntos de influenciadores actitudinales que dan origen a la actitud. Puede que te interese leer: Influenciadores: Los componentes de los elementos actitudinales En la siguiente imagen muestro los elementos actitudinales junto con los influenciadores los cual conforman el Metamodelo Actitudinal
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