¿Te habías dado cuenta de que el lenguaje que usamos para comunicarnos con los demás también lo usamos para hablar con nosotros mismos, es decir, para pensar?
Las frases y palabras que utilizamos nos permiten dar forma a nuestros pensamientos, expresar nuestras ideas y -queramos o no - influir en las personas que nos escuchan: el lenguaje que usamos con nuestros hijos se convertirá en su voz interior, las frases que compartimos con nuestros amigos, colegas, trabajadores, familiares, etc. será la forma en que nos recuerden.
Modificar nuestro lenguaje es una de las técnicas que utilizo y recomiendo para la Reingeniería Actitudinal puesto que al cambiar nuestras palabras, modificamos nuestras creencias y predisposiciones los cuales son unos de los 6 componentes que forman nuestra actitud; como te imaginarás, esto nos da un sinfín de oportunidades de aprovechar para mejorar nuestra calidad de vida.
¿Te agrada la idea? entonces te propongo 4 recomendaciones para que puedas iniciar la transformación de tu lenguaje.
1. Usa palabras positivas en lugar de negativas
Al escuchar palabras como “perder”, “sucio”, “quitar” ¿qué ideas o pensamientos te genera?, ¿cómo te sentirás si sustituyes “perder” por “ganar”, “sucio” por “limpio”, etc.? Te invito a hacer la prueba de cambiar frases comunes como “una dieta para perder peso” por “una dieta para ganar salud”.
2. Utiliza frases de desarrollo en lugar de frases limitantes
Las frases de desarrollo son las que nos ayudan a mejorar, mientras que las frases limitantes nos colocan en calidad de víctimas o nos dan una sensación de no poder hacer nada para mejorar. Si cambiamos frases como “Los perros me asustan” por “Me asusto con los perros” o “Me estresan los fines de quincena” a “Me estreso los fines de quincena” podremos asumir nuestra responsabilidad (en lugar de culpar a los perros o a las quincenas) y aceptar que podemos hacer algo al respecto.
3. Especifica las generalizaciones
Cuando algo nos pasa más de una vez, nos vemos tentados a pensar que siempre será así (aunque no estemos seguros) y a generalizar. Podemos cambiar frases como “Tengo mala suerte en los negocios” por “Los negocios que he hecho no han dado ganancias”, o pasar de pensar que “Las matemáticas no son para mí” por elegir ideas del tipo “He reprobado los últimos exámenes de matemáticas”, al especificar en lugar de generalizar, podemos ver dónde está el área de oportunidad para después poner manos a la obra y mejorar esas situaciones, en lugar de dar por hecho que “siempre será así”.
4. Manda a descansar el “No”
Al cambiar un “No me gustó” por “¿Qué tal si mejor…?”, el “No sé” por “Voy a averiguar cómo…” notarás que tu pensamiento pasa de la queja o la negatividad a la propuesta o al cambio constructivo.
Te invito a iniciar esta transformación del lenguaje para mejorar tus actitudes y calidad de vida poniendo en práctica una recomendación a la vez; por ejemplo, una cada semana; puedes pedirle a tus colegas, amigos y familiares que te ayuden a darte cuenta cuando estés usando el “no”, palabras negativas, frases limitantes o generalizaciones.
Cuando hayamos mejorado nuestras actitudes y con ello nuestra vida gracias a nuestro lenguaje, podremos —con mucho tacto y empatía —ayudar a otros a que también mejoren sus actitudes y calidad de vida
Las frases y palabras que utilizamos nos permiten dar forma a nuestros pensamientos, expresar nuestras ideas y -queramos o no - influir en las personas que nos escuchan: el lenguaje que usamos con nuestros hijos se convertirá en su voz interior, las frases que compartimos con nuestros amigos, colegas, trabajadores, familiares, etc. será la forma en que nos recuerden.
Modificar nuestro lenguaje es una de las técnicas que utilizo y recomiendo para la Reingeniería Actitudinal puesto que al cambiar nuestras palabras, modificamos nuestras creencias y predisposiciones los cuales son unos de los 6 componentes que forman nuestra actitud; como te imaginarás, esto nos da un sinfín de oportunidades de aprovechar para mejorar nuestra calidad de vida.
¿Te agrada la idea? entonces te propongo 4 recomendaciones para que puedas iniciar la transformación de tu lenguaje.
1. Usa palabras positivas en lugar de negativas
Al escuchar palabras como “perder”, “sucio”, “quitar” ¿qué ideas o pensamientos te genera?, ¿cómo te sentirás si sustituyes “perder” por “ganar”, “sucio” por “limpio”, etc.? Te invito a hacer la prueba de cambiar frases comunes como “una dieta para perder peso” por “una dieta para ganar salud”.
2. Utiliza frases de desarrollo en lugar de frases limitantes
Las frases de desarrollo son las que nos ayudan a mejorar, mientras que las frases limitantes nos colocan en calidad de víctimas o nos dan una sensación de no poder hacer nada para mejorar. Si cambiamos frases como “Los perros me asustan” por “Me asusto con los perros” o “Me estresan los fines de quincena” a “Me estreso los fines de quincena” podremos asumir nuestra responsabilidad (en lugar de culpar a los perros o a las quincenas) y aceptar que podemos hacer algo al respecto.
3. Especifica las generalizaciones
Cuando algo nos pasa más de una vez, nos vemos tentados a pensar que siempre será así (aunque no estemos seguros) y a generalizar. Podemos cambiar frases como “Tengo mala suerte en los negocios” por “Los negocios que he hecho no han dado ganancias”, o pasar de pensar que “Las matemáticas no son para mí” por elegir ideas del tipo “He reprobado los últimos exámenes de matemáticas”, al especificar en lugar de generalizar, podemos ver dónde está el área de oportunidad para después poner manos a la obra y mejorar esas situaciones, en lugar de dar por hecho que “siempre será así”.
4. Manda a descansar el “No”
Al cambiar un “No me gustó” por “¿Qué tal si mejor…?”, el “No sé” por “Voy a averiguar cómo…” notarás que tu pensamiento pasa de la queja o la negatividad a la propuesta o al cambio constructivo.
Te invito a iniciar esta transformación del lenguaje para mejorar tus actitudes y calidad de vida poniendo en práctica una recomendación a la vez; por ejemplo, una cada semana; puedes pedirle a tus colegas, amigos y familiares que te ayuden a darte cuenta cuando estés usando el “no”, palabras negativas, frases limitantes o generalizaciones.
Cuando hayamos mejorado nuestras actitudes y con ello nuestra vida gracias a nuestro lenguaje, podremos —con mucho tacto y empatía —ayudar a otros a que también mejoren sus actitudes y calidad de vida
Si te interesa conocer más sobre otras técnicas para la Reingeniería Actitudinal y para mejorar tu calidad de vida te invito a conocer mis libros |